Tu tiempo, tu elección.
- Kassandra Duran
- 5 feb
- 3 Min. de lectura

Hoy te voy a hablar sobre la lucha de prioridades Impuestas vs. prioridades elegidas.
"No te falta tiempo, te faltan prioridades" ¿Has escuchado esa frase? Es una máxima popular cuando se habla de gestión del tiempo. Sin embargo, hoy quiero desafiarte con una nueva perspectiva. ¿Realmente te faltan prioridades? Yo digo que no. Prioridades ya tienes. La cuestión no es la falta de prioridades, sino el desorden de las mismas.
El tiempo no se detiene. Mientras lees esto, tu prioridad ha sido leer este blog. Del mismo modo, tu día se consume en diversas actividades sin pausa. Es esencial que tomes conciencia de en qué estás invirtiendo tus minutos y horas. Solo así podrás decidir conscientemente cómo quieres emplear tu recurso más limitado.
¿Cómo puedes identificar tus prioridades actuales?
Es simple y sencillo: mira en qué inviertes tu tiempo. Observa detenidamente tu día a día. ¿En qué gastas la mayor parte de tu tiempo? Esa es tu prioridad. Quizás es el trabajo, las redes sociales, la familia, los estudios, o incluso actividades menos productivas. Te daré una semilla de poder, "Tus acciones diarias revelan lo que realmente valoras y priorizas, ya sea consciente o inconscientemente"
El desorden de tus Prioridades es el real problema que tienes actualmente, puedes estar dedicando tiempo a actividades que no te acercan a tus metas reales, mientras que lo que realmente importa queda relegado. Este desorden crea una sensación de falta de tiempo y una constante lucha para alcanzar tus objetivos.
Prioridades Impuestas
Las prioridades impuestas son aquellas que se originan fuera de nosotros. Pueden ser resultado de expectativas sociales, obligaciones laborales, responsabilidades familiares o presiones culturales. Estas prioridades no son necesariamente malas, pero pueden desviar nuestra atención de lo que realmente valoramos y queremos en la vida.
Ejemplos de Prioridades Impuestas:
Trabajo: Cumplir con tareas y plazos que otros han establecido.
Familia: Responsabilidades y expectativas familiares que pueden no alinearse con nuestros propios deseos.
Sociedad: Normas y expectativas sociales que dictan cómo debemos comportarnos y qué debemos perseguir.
Prioridades Elegidas
Por otro lado, las prioridades elegidas son aquellas que surgen de nuestro propio interior. Son reflejo de nuestros valores, pasiones y objetivos personales. Estas prioridades nos llenan de energía y motivación, y trabajar en ellas nos brinda una profunda satisfacción y sentido de propósito.
Ejemplos de Prioridades Elegidas:
Pasiones y Hobbies: Dedicarse a actividades que nos apasionan y nos traen alegría.
Desarrollo Personal: Invertir tiempo en aprender nuevas habilidades o mejorar en áreas que nos interesan.
Metas personales: están alineadas con los valores, pasiones y aspiraciones individuales de la persona.
Paso a paso para ordenar el desorden de prioridades.
Autoevaluación Honesta: Tómate el tiempo para reflexionar sobre tus actividades diarias. ¿Cuánto de tu tiempo se destina a prioridades impuestas versus las elegidas? Una autoevaluación honesta es el primer paso para identificar el desbalance.
Establecer Límites: Aprende a decir no a las prioridades impuestas que no se alinean con tus valores y objetivos. Establecer límites claros te permitirá dedicar más tiempo a tus prioridades elegidas.
Reajustar tu Enfoque: Redirige tu atención hacia tus prioridades elegidas. Asigna bloques de tiempo específicos para trabajar en ellas y utiliza herramientas como agendas y listas de tareas para mantener el enfoque.
Comunicación Asertiva: Explica tus necesidades y prioridades a quienes te rodean. La comunicación asertiva puede ayudarte a negociar y reducir las expectativas externas que no se alinean con tus metas personales.
Mantén la Flexibilidad: La vida es dinámica y las circunstancias pueden cambiar. Revisa regularmente tus prioridades y ajusta según sea necesario para mantenerte en el camino correcto.
La gestión del tiempo no se trata solo de hacer más cosas en menos tiempo, sino de asegurarte de que estás haciendo las cosas correctas. Al reorganizar tus prioridades y enfocarte en lo que realmente importa, puedes transformar tu vida y alcanzar tus metas de manera más efectiva.
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